Núria Casarramona
En los últimos años, y sobre todo en los países occidentales, las tendencias alimenticias que eliminan la carne o los productos de origen animal han aumentado considerablemente. La mayoría de las personas que se adhieren a estas dietas alegan a motivos de salud o causas animalistas. No encontramos datos oficiales sobre la cantidad vegetarianos o veganos en España, pero según la Unión Vegetariana Española (UVE) , se estima que el 3% de la población española sigue estos estilos de vida.
Es importante diferenciar veganos de vegetarianos, que a veces son conceptos que se presentan conjuntamente y suelen confundirse. Ambas corrientes apoyan la protección animal y condenan su explotación, pero mientras los vegetarianos rechazan los productos de origen animal en cuanto a la alimentación, las personas veganas aplican ese rechazo a todos los ámbitos de su vida. De esta manera, podríamos decir que la principal diferencia es que los vegetarianos rechazan el la violencia directa hacia los animales (el hecho de matarlos para nuestro consumo), y el veganismo se opone al a utilizar a los animales en cualquier situación para el beneficio humano. Así, los vegetarianos no consumen carne, pero los veganos se niegan al consumo de cualquier bien que tenga un origen animal y que, por tanto, pase por una explotación.
En relación con estos hábitos alimenticios, conocíamos hace unos pocos días un estudio desarrollado por expertos del Instituto de Psicología de la Universidad del Sur (Indiana, Estados Unidos), que concluye que quienes consumen carne tienden a tener una mejor salud mental que los veganos y los vegetarianos. Es una revisión de 18 estudios en los que participaron más de 160.000 personas para analizar la relación entre el consumo y el rechazo a comer carne con la salud psicológica. 11 de estos 18 estudios demostraban que los vegetarianos y veganos tienen mayor riesgo de depresión o ansiedad.
Hay varios estudios sobre la salud mental de vegetarianos y veganos, y en ellos se muestran las altas probabilidades que existen de que éstos sufran, a parte de depresión, ansiedad y otros trastornos, sensaciones de debilidad, vértigo y otras molestias. Además, los que siguen estas dietas también tienen dos veces más posibilidades de tomar fármacos para tratar enfermedades mentales, y hasta tres veces más posibilidades de tener comportamientos auto lesivos, como por ejemplo el suicidio.
En relación con las dietas y hábitos a la hora de comer, participan unos actores importantes, que son los trastornos alimenticios, y algunas personas que sufren de estas enfermedades usan el veganismo o el vegetarianismo como tapadera de sus problemas con la comida.
Son muchos los investigadores de este campo que comentan que, a la vista de los resultados de los estudios realizados, no apoyan ni aconsejan evitar consumo de carne como una estrategia que beneficie a la salud mental. En estos estudios sí que se determina que es posible que a nivel biológico el estado nutricional de los que no consumen productos de origen animal tenga consecuencias en la función cerebral y en la neuroplasticidad.
En relación con estos efectos de la eliminación de la carne u otros productos cuyo origen se encuentra en el reino animal, la Sociedad Alemana de Nutrición (DGE) comentaba el año pasado que a este tipo de dietas hay una importante falta de la vitamina B12, y la carencia de esta vitamina puede provocar trastornos neurológicos, anemia y otros problemas de salud muy serios.
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