Núria Casarramona
La esquizofrenia es uno de los trastornos mentales más grave y que causa mayor grado de discapacidad, coste económico y sufrimiento individual y familiar. Se caracteriza por una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta. Actualmente más de 21 millones de personas en el mundo sufren de este trastorno mental, que suelen sufrir estigmatización, discriminación y la violación de sus derechos humanos. Aproximadamente más de medio millón de españoles sufre esquizofrenia, cuya esperanza de vida se ve reducida unos 20 años, ya que provoca problemas de salud física y tiene una tasa muy alta de suicidio.
Una de las características de las personas con esquizofrenia es que sufren una pérdida de los volúmenes de materia gris en el cerebro, pero 4 de cada 10 diagnosticados no responden a ese patrón de anomalías cerebrales. Por eso, se ha llevado a cabo un estudio internacional con la participación del CIBER de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el cual ha permitido detectar un segundo tipo de esquizofrenia. Los que sufren de esta otra forma del trastorno presentan una estructura cerebral similar a la de la gente sana.
El estudio se ha publicado en la revista Brain y esperanza a los investigadores en el desarrollo de tratamientos más personalizados para esta patología. Hablamos del primer estudio que descubre y describe dos subtipos neuroanatómicos diferentes en la esquizofrenia. Se ha llevado a cabo mediante el análisis de resonancias cerebrales de más de 300 pacientes.
Dibujo de la materia gris afectada en el cerebro de un paciente de esquizofrenia
Como resultados, descubren que el primer tipo de esquizofrenia (el que conocíamos hasta ahora) presenta diferencias cuanto a materia gris se trata en comparación con los cerebros de una persona sana. Sin embargo, el nuevo subtipo de este trastorno no presenta esas diferencias, presentando volúmenes similares a los de las personas sanas. Esta diferenciación permitirá que, de ahora en adelante, no se asuma que todas las personas que sufren esquizofrenia presentan las mismas características en su cerebro.
A partir de ahora, las investigaciones podrán centrarse en identificar las causas y consecuencias clínicas y funcionales de estas diferencias entre grupos. Así, se podrán desarrollar estrategias de tratamiento que se ajusten más a las necesidades específicas de cada paciente. Estas diferencias entre los dos tipos pueden explicar por qué los tratamientos antipsicóticos actúan de manera muy satisfactoria en un porcentaje importante de pacientes, pero no funcionan en algunas minorías de pacientes.
A parte del desconocimiento de este tipo nuevo que se ha descubierto recientemente, la dificultad de entender este trastorno también se debe a que los síntomas son muy variables, igual que las respuestas a los tratamientos. Pero ahora los científicos ven algo de luz, ya que esta diferenciación va a hacer que las investigaciones sobre los tratamientos se basen en estas diferencias, pudiendo así establecer diferenciación entre los pacientes y las respuestas necesarias a su enfermedad.
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